Monasterio santa María Reina del Paraiso

Como respuesta al llamado de la Iglesia de Chile, nuestra Familia monástica comienza a realizar algunas visitas a este país. Durante dos años, de 1997 a 1999, dos hermanas recorren la región central de Chile buscando un terreno donde poder fundar un monasterio. El que fue elegido pertenece a la diócesis de Valparaíso, cuyo obispo era en ese momento el cardenal Francisco Javier Errázuriz. Se trata de un hermoso lugar, situado en el valle de Casablanca, entre el Océano Pacífico y la cordillera de los Andes. Está rodeado, por un lado, de viñas, y por el otro, guarda el paisaje y la naturaleza propias de la región y todo en él invita a alabar y a cantar al Creador.

En 1999, se inician los trabajos de construcción de las ermitas mientras las cuatro primeras hermanas se alojan de forma provisoria en una pequeña casa ofrecida por una familia amiga.
En la gracia de la Navidad de este mismo año, comienza la vida en el pequeño monasterio “Santa María Reina del Paraíso”, que contaba entonces con seis ermitas y una casa de acogida utilizada durante algunos meses como capilla.
En los años siguientes, crece la comunidad y, gracias a la ayuda de amigos chilenos, podrán realizarse otras construcciones: la iglesia, nuevas ermitas hasta la formación de dos claustros, un taller de dolomita, la tienda, otro edificio para el refectorio, biblioteca y cocina y dos casas para la acogida.

Desde el año 2000, una gran cruz, situada en la cima de la montaña, protege el monasterio y sus alrededores y atrae las miradas hacia lo alto.